Después de varios meses de planeación y acuerdos entre autoridades municipales, estatales y actores privados, la esperada interconexión vial entre Monterrey y San Pedro Garza García está por convertirse en una realidad. El proyecto, conocido como “La Diana”, consiste en la construcción de un viaducto elevado sobre la Loma Larga, y tiene como objetivo descongestionar la movilidad entre dos de los municipios más importantes del Área Metropolitana de Monterrey.
El alcalde de San Pedro, Mauricio Fernández Garza, confirmó que su municipio ya está listo para iniciar las obras, incluso sin necesidad de esperar a que el Gobierno de Nuevo León o el municipio de Monterrey concluyan sus propios procesos. De hecho, Fernández reveló que ya cuentan con tres frentes liberados, lo que permite que la construcción arranque en los próximos días, aunque aún no se ha dado una fecha exacta.
Entre los puntos listos para comenzar se encuentra un tramo ya autorizado por la Fundación Montemayor, que además contribuirá con 30 millones de pesos para la ejecución. También se trabaja en permisos para una sección ubicada en terrenos privados, y otra parte más, correspondiente al municipio de San Pedro, ya cuenta con luz verde.
Este proyecto no solo representa una solución vial, sino también un modelo de colaboración público-privada que busca transformar el diseño urbano de la zona conurbada. Con una inversión estatal inicial de 200 millones de pesos, y el respaldo de la iniciativa privada, la interconexión marcará un hito en la manera en que se ejecutan obras metropolitanas.
Un proyecto de alto impacto en Monterrey
La obra, además de ambiciosa, está pensada como una solución estructural a los problemas viales que desde hace años afectan la zona de la Loma Larga y sus accesos. La interconexión tendrá dos carriles por sentido y conectará la avenida Lázaro Cárdenas en San Pedro con Morones Prieto y Gonzalitos en Monterrey, facilitando el paso diario de hasta 50 mil vehículos, según estimaciones preliminares.
El diseño contempla que el viaducto atraviese puntos clave como San Francisco, en la colonia Doctores de Monterrey, la calle Río Tamoín, y la avenida del Club Industrial, ubicada en San Pedro. De esta forma, se busca crear un corredor ágil, continuo y seguro, que facilite la circulación entre zonas comerciales, habitacionales y de oficinas, reduciendo tiempos de traslado, especialmente en horas pico.
Actualmente, el túnel de la Loma Larga se encuentra saturado, generando cuellos de botella en momentos clave del día. Con la nueva infraestructura, se espera que este punto deje de ser un problema crónico para la movilidad urbana, permitiendo que los automovilistas tengan más opciones para desplazarse, además de mejorar la seguridad vial en el sector.
Alianza público-privada sin precedentes
Uno de los elementos más destacables de este proyecto es su esquema de financiamiento y gestión compartida, que reúne a autoridades de San Pedro, Monterrey y el Gobierno de Nuevo León, así como a actores privados como la Fundación Montemayor, propietaria de una parte del terreno donde se construirá el viaducto.
El alcalde Mauricio Fernández explicó que los trabajos se dividirán por frentes, y cada uno será cubierto por diferentes actores. “La parte de Artemio, que es todo el cerro, la van a pagar particulares. Lo de la Fundación lo cubre la propia Fundación, y la parte de San Pedro ya está habilitada”, detalló. Esta coordinación demuestra que, cuando hay voluntad política y técnica, es posible ejecutar obras de alto impacto sin recurrir exclusivamente al gasto público.
Por su parte, el alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza Santos, señaló que este es un proyecto de visión metropolitana, que no solo beneficia a dos municipios, sino a toda la región. Según De la Garza, la interconexión se convertirá en un referente de cómo la planeación urbana puede resolver problemas históricos y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
La interconexión vial entre Monterrey y San Pedro está lista para arrancar desde el lado sanpetrino 🚧. El proyecto contempla 3 obras principales, e iniciaría por “La Diana”, un viaducto elevado sobre Loma Larga. 🚗
— Hola MTY (@Hola_Mty_) July 21, 2025
¿Cuándo comienza? Descúbrelo aquí 👉 pic.twitter.com/aQOorXFSL4
Inicio de obra e inversión total
Si bien aún no hay un banderazo oficial, se prevé que las obras arranquen en julio de 2025, con una duración estimada de 18 meses. La primera fase será financiada con 200 millones de pesos aportados por el Gobierno del Estado, aunque se espera que el presupuesto total crezca conforme se completen las etapas del viaducto.
El proyecto también contempla obras complementarias como señalización, pasos peatonales, adecuaciones viales, y sistemas de drenaje pluvial, lo que incrementará la inversión pero garantizará una solución completa e integrada. Con este tipo de planeación, no solo se atiende el tráfico vehicular, sino también la seguridad y accesibilidad para los transeúntes y ciclistas.
Además del beneficio inmediato en movilidad, la interconexión también se perfila como una oportunidad de revalorización urbana. Las zonas colindantes al viaducto —en ambas ciudades— podrían atraer nuevas inversiones, desarrollos inmobiliarios y mejoras en infraestructura. Esto beneficiará a residentes, comerciantes, trabajadores y empresas que operan en la zona.
Un antes y un después en la movilidad
La interconexión Monterrey-San Pedro no solo resuelve un punto crítico del tráfico, también marca un nuevo enfoque en la planeación urbana del área metropolitana, al incorporar visión regional, colaboración intermunicipal y participación del sector privado. Es un modelo que puede replicarse en otros puntos de la ciudad donde el tráfico se ha convertido en un problema estructural.
Tanto Fernández Garza como De la Garza han coincidido en que esta obra trasciende intereses políticos o partidistas, y que su ejecución es un ejemplo de cómo se puede trabajar en equipo por el bien común. La coordinación entre distintos niveles de gobierno y la aportación de actores privados se presentan como una alternativa viable para acelerar proyectos urgentes, en un contexto donde muchas obras públicas suelen demorarse por falta de acuerdos o presupuesto.
Los expertos coinciden en que si se cumple el calendario de ejecución, la interconexión estaría lista a finales de 2026 o principios de 2027, marcando un punto de inflexión en la historia vial de Monterrey y San Pedro. Además, se espera que el éxito del proyecto impulse nuevos esfuerzos en otras zonas como Cumbres, Guadalupe y Apodaca, donde también existen cuellos de botella que afectan a miles de ciudadanos.
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